lunes, 17 de septiembre de 2012

La eficacia de la Publicidad Subliminal

La publicidad subliminal define a aquellos anuncios que incluyen imágenes o sonidos no inmediatamente visibles o audibles en condiciones normales de atención, es decir que se encuentren ocultos y envueltos entre el resto de elementos perceptibles del mensaje. J. Luis León destaca seis procedimientos de creación de mensajes subliminales:
  
   a) Imágenes escondidas.
   b) Ilusiones virtuales. 
   c) Doble sentido.
   d) Emisiones de ultrafrecuencia. 
   e) Luz y sonido de baja intensidad.
   f) Ambientación de luz y sonido.
 
El estudio de la publicidad subliminal nos muestra que es mucho más eficaz cualquier otro tipo de publicidad, aunque como comenta Theus: si se siguen unas condiciones previas se puede dar el caso de que este tipo de publicidad llegue a ser bastante eficaz. En todo proceso de creación de publicidad subliminal debemos respetar las siguientes premisas:
 
   a) El umbral de frecuencia debe de estar lo más próximo posible del límite de captación consciente, que por otro lado no es predecible al ser variable por individuo e incluso por día para cada persona.
   b) Los mensajes visuales son más probablemente efectivos que los aurales.
   c) Los sujetos deben estar presensibilizados hacia el contenido del mensaje, preferentemente con una excitación emocional o un entrenamiento para percibir “entre líneas” los mensajes.

Es posible que a este fenómeno no se le quiera dar la importancia, a mi parecer, que de verdad tiene, porque aunque la mayoría de los investigadores y publicistas nieguen la existencia de este fenómeno se han dado muchos casos prácticos que dan cabida a la duda. Dentro de ellos podemos recordar el curioso caso que sucedió en el mundial de 1986 celebrado en México donde, “por error”, se insertó el logotipo del P.S.O.E curiosamente cuando Emilio Butragueño celebraba el cuarto gol a la selección danesa. Y también conviene rememorar la enorme cantidad de casos que se han dado con relación a productos de bebidas alcohólicas, tabaco,... permitámonos pues la licencia de mantener una pequeñísima duda sobre su presunta baja efectividad.
 
 

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